Las empresas norteamericanas Google, Apple, Facebook, Amazon (gafa’s) serán las más afectadas por el impuesto sobre ventas del 3% que Bruselas pretende imponer a las tecnológicas, porque éstas son las que tienen el mayor mercado.
La Unión Europea tiene en la mira a estas tecnológicas desde hace tiempo porque eluden impuestos en todos los países del territorio, pues las ventas y los impuestos que tributan no van de acuerdo con las ganancias que obtienen.
Por otra parte, la Unión Europea señala que se aprovechan de que en el viejo continente no cuentan con tanto control sobre los paraísos fiscales, por lo que mediante triangulaciones hacen transferencias a cuentas en las islas del Canal, Luxemburgo, Irlanda y Holanda.
Pero Donald Trump ha acentuado la discriminación contra las empresas competidoras de las estadounidenses en una doble vertiente.
Por un lado, su reforma fiscal ha reducido el impuesto de sociedades desde el 35% hasta el 21%, con lo que aumenta artificialmente las ventajas competitivas regulatorias de las sociedades norteamericanas, como testifica el rally bursátil.
Asimismo, la reforma de Trump beneficia a sus multinacionales mediante mayores deducciones por sus pérdidas operativas netas en el extranjero.
Por esta razón, el pasado 11 de diciembre, los cinco países más grandes de la Unión Europea (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España) enviaron una carta propuesta al secretario del Tesoro advirtiendo que la reforma de Trump dinamitaba los tratados de doble imposición y distorsionan el comercio internacional.
El impuesto del 3% sobre la facturación (no sobre los beneficios) de las tecnológicas es la plasmación técnica de esa irritación, ejecutada con presteza por Bruselas.