En los últimos años, en la medida que la tecnología ha aumentado, se ha posicionado como la creación del universo digital virtual, debido a que, a través de esta nube de libre acceso, podemos obtener cualquier tipo de información en poco tiempo, sin embargo, existen diversas situaciones que se han visto afectadas por la famosa piratería digital.
La piratería digital existe y los mayores afectados es la industria y los autores, pero no es tal para cientos de millones de usuarios que consideran normal acceder a contenidos digitales de forma abierta y gratuita, debido a que consideran que por estar en internet no pertenecen a nadie.
Cualquiera de nosotros puede ser un pirata digital sin saberlo, o sin considerarlo, es por ello por lo que estamos obligarnos a conocer las consecuencias que conlleva a la industria y autores, lo cual afecta el sistema económico del país.
El principal error podríamos decir que pertenece a la industria, quién hasta hace bien poco no orientaba y no se preocupaba por darles acceso digital a sus clientes, sino todo lo contario, imponían precios para poder obtener ciertos beneficios. Sin embargo, la generación digital, es una generación de gran movilidad que quiere disfrutar de todo tipo de información de forma inmediata y no siempre de forma gratuita, simplemente que puedan acceder cuando ellos quieran y del lugar de preferencia utilizando cualquier tipo de dispositivo electrónico.
Todo ello indica, que los distribuidores de contenidos lo tendrán difícil con estas nuevas generaciones que no perciben la piratería como un delito, sino más bien como un derecho al libre acceso o bien como una forma de permanecer al margen de un sistema de cuotas que consideran una imposición injusta.
En referencia a la persecución legal de la piratería, se hace evidente que las legislaciones tienen poco o ningún éxito y que, en todo caso, se trata de crear un nuevo contrato social entre instituciones, creadores, industria y consumidores que se adapte a las nuevas condiciones impuestas por los avances tecnológicos, lo cual constituye un reto para todos y no solo para la industria, es una cuestión de educación cultural.