“En política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno”. Konrad Adenauer
En 1997, cuando el PRI pierde el control de la Cámara de Diputados, comenzaron los primeros acercamientos por parte de entidades distintas al Congreso que buscaban influenciar la creación de política.
Históricamente, en México, la primera acción concertada para convencer a legisladores se presentó en las negociaciones presupuestales para el ejercicio fiscal de 1998, y fueron dirigidas por el gobierno, fundamentalmente funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Empresarios, organizaciones civiles y otros funcionarios iniciaron negociaciones con el Congreso, para impulsar sus intereses. Una vez que el sistema político trabajaba sin mayorías, hubo espacio para el cabildeo legislativo.
Un poco de historia…
El lobbying o cabildeo son términos que se usan comúnmente para definir a la acción como un conjunto de prácticas o procesos, que mediante una interacción directa o indirecta entre ciudadanos y políticos trata de negociar, afectar, influenciar, convencer y donde la posición propia se traspasa al interés del responsable político.
Sus orígenes, en su forma profesional de persuasión e influencia en las cuestiones de gobierno a favor de terceros, deriva de la abogacía griega, a través de los sofistas, los cuales eran oradores de gran talento, prestaban sus servicios a cambio de postular a favor una causa u otra, de esta forma, individuos o grupos que no contaban con la mayoría en las Asambleas griegas, acudían a los sofistas para que apoyaran su causa y demostraran que esta causa era la justa: “poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles”.
Ya desde esa época criticaron severamente a estos hombres, por que (según sus opositores) defendían causas sin importarles lo justas o injustas que éstas fueran, se ponían de parte de las “minorías parlamentarias” e inclinaban la balanza a su favor, adicionalmente, implicaba que aquellos que tenían los medios para contratarlos, tendrían de algún modo una ventaja injusta sobre quienes no tenían esos medios.
Ahora bien, conforme se acercaba el fin de la Edad Media y surgía el Renacimiento, la paz comenzó a ser la norma en muchos territorios y es cuando los mercaderes y artesanos vieron la oportunidad de influir, los gremios de las ciudades nacieron y fueron ganando privilegios. Por eso el término “lobby”, lo cual significa los salones ubicados antes del recinto de sesiones de la Cámara de los Comunes en el Reino Unido del siglo XVIII en donde se citaban a los representantes de distintos intereses comerciales para conversar con los parlamentarios a fin de obtener favores.
Históricamente hablando, la primera legislación del lobbying se daría en el Estado de Georgia (EEUU) en 1877, tipificándolo como delito y más tarde en el Estado de Massachusetts, en 1890 donde se reguló su actividad.
Así se separó la influencia legítima sobre el poder legislativo, de la ilegítima, John F. Kennedy siendo senador por Massachusetts, (más tarde 35º presidente de los EE.UU.) los defendía así:
“Los lobbistas tienen como función, en la mayoría de las ocasiones, explicar de forma clara y explicativa complejas cuestiones. Ellos deben entrar en discusiones personales con los miembros del Congreso a los que explican con detalle las razones de las posturas y posiciones por las que ellos abogan.
Los lobbistas preparan informes, memorandos, análisis legislativos, borradores para el uso de los diversos comités y miembros del Congreso; ellos son necesariamente maestros en su ámbito…”.[i]
…Y en México
Desde 1997 ningún partido político había tenido la mayoría en el Congreso de la Unión hasta este sexenio, en donde la coalición Juntos Haremos Historia cuenta con el 61.40% de los curules en la Cámara de Diputados y el 53.13% en la de Senadores.
Con esta mayoría, parecería que no se tendrá ningún problema en la aprobación de reformas secundarias, pues esta posición brinda mejores condiciones para negociar leyes cuando un solo partido es el que cuenta con la mayoría.
Con la mayoría por parte de Morena y sus aliados, se deberían poder aprobar sin necesidad de negociar, cualquier ley secundaria, no así reformas constitucionales, ya que nuestra Constitución señala que ningún partido puede tener por sí mismo más del 60% de los asientos en las cámaras legislativas.
Por otra parte, Morena sí necesitará aliados para alcanzar en cada cámara una mayoría calificada, además de que para la aprobación de una reforma constitucional necesitan de al menos 17 de las 32 entidades federativas a favor por lo que deberán tener acercamientos con su oposición.
Debemos recordar que Morena es un partido político nuevo, con una postura diferente a la que ha existido a través de la historia en México, por lo cual será novedoso el acercamiento con los legisladores para cabildear ya que muchos no tienen experiencia en partidos políticos.
De las 46 comisiones ordinarias en la Cámara de Diputados hay por lo menos 10 que serán cruciales para sacar las leyes que requiere el presidente para concretar los cambios que ha planteado en diversos temas: las comisiones de Puntos Constitucionales, Gobernación, Justicia, Desarrollo Social, Hacienda, Presupuesto y Cuenta Pública, Economía, Defensa Nacional, Salud, entre otras.
La relevancia progresiva del Congreso mexicano en la discusión y aprobación de leyes ha sido el origen de que, tanto en los diversos sectores económicos y sociales, como en el Poder Ejecutivo, se hayan establecido instancias de diálogo y acercamiento con el Congreso y se acrecienten las actividades del cabildeo.
El Cabildeo es inherente al ser humano, forma parte de su evolución y se realiza como alternativa para evitar conflictos, para tratar de convencer a otro, con razones justificadas, la mejor solución para ambos.
La pluralidad política abrió las puertas a esta práctica. Cuando dominaba un solo partido la escena política y parlamentaria nacional, eran suficientes los acuerdos en el más alto nivel sin tomar en cuenta la composición de los poderes (principalmente el Legislativo); ahora las autoridades locales y federales son de origen y signo partidista distintos, y en el Congreso de la Unión ningún partido decide solo.
La izquierda mexicana contemporánea es heredera de múltiples procesos y determinaciones históricas que hunden sus raíces no sólo en las corrientes socialistas y comunistas occidentales. Su formación y configuración asumen elementos agrarios, sustanciales a la nación mexicana, que se expresaron sensiblemente antes, durante y después de la Revolución.
Es por esta razón que actualmente muchas industrias han buscado consultorías especializadas en temas de cabildeo que las ayuden a tener un mejor acercamiento con los congresistas, en donde puedan explicar su postura, tratando de influir de manera legal y con pruebas fehacientes que sus intereses buscan una causa justa.
Actualmente, el Congreso de la Unión ha regulado a los cabilderos mediante normas generales para tener el registro de las personas que llevan a cabo esta actividad y así ser transparentes en cuanto a la actuación de estos grupos en los procesos legislativos y el conocimiento de las personas que intervienen, tratando de evitar que se lleven a cabo prácticas ilegales como el “tráfico de influencias” y corrupción.
Cabildeo… un instrumento de la democracia
Si bien es cierto que el lobbying o cabildeo es muy cuestionado por las prácticas de corrupción que a lo largo de la historia ha presentado su práctica, también lo es que este llega a ser un instrumento que sirve para darle voz a grupos o industrias que de otra forma no podrían hacerlo y del que todo ciudadano tiene derecho a ejercerlo a través del derecho de petición consagrado en nuestra Carta Magna
Existen iniciativas que pretender regular el cabildeo y que buscan transparentar las relaciones entre los legisladores y los grupos de interés, la finalidad es regularlo y no coartarlo, para que pueda ser utilizado eficazmente y sea un verdadero instrumento de acceso a la sociedad civil para la promoción de sus causas.
Actualmente, existen despachos dedicados a promover los intereses legítimos de los particulares y que resultan de gran ayuda puesto que exponen los argumentos de grupos o industrias a favor de causas comprensibles.
De ahí la importancia de los cabilderos, que buscan influenciar en la toma de decisiones a favor de intereses privados, haciendo política publica en la democracia de nuestro país y que resultan ser un gran aliado a la hora de negociar con la autoridad en sus tres niveles: federal, estatal y municipal, así como en las acciones de sus tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial, para que legislaciones trascendentales no afecten a la sociedad en su conjunto.
La importancia y necesidad de la
mediación y negociación es lo que hace que el cabildeo sea necesario en el
mundo de los negocios y actividades económicas, permitiendo a la sociedad tener
un papel más activo en la creación de leyes y políticas públicas.
[i] CALDEVILLA DOMÍNGUEZ, David (2007): Manual de Relaciones Públicas. Madrid. Vision Net