El feminismo es un movimiento que define la igualdad de derechos sociales, políticos, legales y económicos de la mujer respecto del hombre. Su primero uso documentado se remota a 18837 en Francia por el socialista Charles Fourier quien utilizo el término “feminisme” para descubrir la liberación de la mujer en un futuro utópico.
En un discurso de 1851, la feminista norteamericana y antigua esclava Sojoumer Truth llama la atención sobre cómo las mujeres sufren el machismo de maneras diferentes, manifestando “¿Acaso no soy yo una mujer?” y expresando de igual manera lo siguiente:
“No está bien. Ahora es el momento de hacer una firme demanda por el derecho de las mujeres. Qué hermoso será cuando podamos ver a mujeres sentadas como abogadas y juezas. Vemos a pobres mujeres que vienen a ser juzgadas por hombres. Si vamos a ser juzgadas por hombres, ¿por qué no podemos formar parte del asunto y juzgarles a ellos también? Cuando una pobre mujer está frente al juez, a veces el hombre que la mira desde arriba tiene la nariz roja como un cigarro encendido. [Carcajadas] Ninguna mujer se atreve a hablar en su defensa. Le hacen ciertas preguntas para divertirse y ninguna mujer dice nada. Los hombres no tienen toda la autoridad. Yo quiero a mujeres en su lugar. [Carcajadas] Ellas sabrían qué preguntar y qué decir, cosa que los hombres no saben, porque yo he estado de pie, escuchando, y he visto a las pobres mujeres marcharse y los hombres”
Pero fue hasta el año 1887 que una mujer consiguió una licenciatura en derecho, y fue la rumana Sarmiza Bilcescu, quien lo obtuvo en la Universidad de París después de luchar contra la misoginia y las continuas trabas con las que se encontró por el simple hecho de ser mujer. Sarmiza, que había vivido en su propia piel la injusticia de la inexistencia de mujeres en la universidad, nunca se dedicó a la abogacía, sino que dedicó toda su vida a defender los derechos femeninos.
El 8 de marzo “día internacional de la mujer” esta fecha está marcada por la sangrienta y centenaria lucha que han dado las mujeres en su búsqueda por la igualdad. La conmemoración de la reivindicación de igualdad de derechos de las mujeres tiene una tradición centenaria.
El acontecimiento que marco la fecha del 8 de marzo se remonta al 8 de marzo de 1857, cuando cientos de mujeres de una fábrica de textiles de Nueva York salieron a marchar en contra de los bajos salarios, que eran menos de la mitad a lo que percibían los hombres por la misma tarea. Esa jornada terminó con la sangrienta cifra de 120 mujeres muertas a raíz de la brutalidad con la que la policía dispersó la marcha. Eso llevó a que dos años después, las trabajadoras fundaran el primer sindicato femenino.
Durante el desarrollo de la historia universal la mujer ha tenido papeles muy importantes sin ser considerados o tomados en cuenta. En la primera guerra mundial. En 1914 casi 5 090 000 de los 23,8 millones de mujeres en Reino Unido estaban trabajando. Miles trabajaban en fábricas de municiones, oficinas y grandes hangares utilizados para construir aviones.1 Las mujeres también estaban involucradas en tejer calcetines para los soldados en el frente, así como otros trabajos de voluntariado, como una cuestión de supervivencia, las mujeres tenían que trabajar por cuenta ajena por el bien de sus familias. Muchas mujeres trabajaban como voluntarias al servicio de la Cruz Roja, alentaron a la venta de bonos de guerra o plantaciones “jardines de la victoria“.
Las mujeres no sólo tenían que mantener “el fuego del hogar”, pues ellas lo tomaron voluntariamente y el empleo remunerado, que fue diverso en su alcance, mostraría que las mujeres eran muy capaces en diversos campos de la actividad laboral. No hay duda de que esto amplió la visión del papel de la mujer en la sociedad y cambió la perspectiva de lo que las mujeres podían hacer y su lugar en la fuerza de trabajo. Aunque a las mujeres todavía se les pagaba menos que a los hombres en la fuerza laboral, las desigualdades salariales estaban empezando a disminuir a medida que las mujeres ahora se les pagaba dos tercios del salario típico para los hombres. Sin embargo, el alcance de este cambio está abierto a debate histórico. En parte debido a la participación femenina en el esfuerzo de guerra de Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, un número de países europeos extendieron el sufragio a las mujeres en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial.
Historiadores británicos ya no hacen hincapié en la concesión del sufragio femenino, como recompensa por la participación de las mujeres en el trabajo de guerra. Pugh (1974) sostiene que la concesión de derechos políticos principalmente a soldados y mujeres en segundo lugar se decidió por los políticos de alto nivel en 1916. En ausencia de grandes grupos de mujeres que exigían la igualdad del sufragio, la conferencia que el gobierno recomienda es el sufragio limitado, la mujer votante con restricción de edad. El Pugh argumenta que las sufragistas se habían debilitado, por los repetidos fracasos antes de 1914 y por los efectos desorganizadores de la movilización para la guerra; por lo que tranquilamente aceptaron estas restricciones, que fueron aprobadas en 1918 por una mayoría del Ministerio de Guerra y cada partido político en el Parlamento.
En términos más generales, Searle (2004) sostiene que el debate británico era esencialmente sobre la década de 1890, y que la concesión de sufragio en 1918 fue principalmente un subproducto de dar el voto a los soldados varones. Las mujeres en el Reino Unido finalmente lograron el sufragio en las mismas condiciones que los hombres en 1928.
En la Segunda Guerra Mundial, la expansión del papel de la mujer fue inevitable. Las mujeres tuvieron oportunidades como mano de obra y su papel fue más importante que en la Primera Guerra Mundial. En los Estados Unidos fue simbolizado con el concepto de Rosie la remachadora, una mujer que realizaba trabajos que antes se consideraban de hombres. Cerca del final de la guerra, más de dos millones de mujeres tenían trabajos en las fábricas de armamento. Las mujeres también sirvieron en las fuerzas armadas y combatieron en el frente o participaron en la resistencia. Antes y durante la guerra, el Ejército Imperial Japonés forzó a mujeres a la esclavitud sexual, las conocidas como mujeres de confort.
La presencia de la mujer en la vida social ha sido muy poco reconocida en México, a pesar de que, desde tiempos de la Independencia, ha tenido que ver con la formación del país y la constitución de la nación como total. De igual forma en la Revolución donde cumplieron un papel valioso como soldaderas, enfermeras y activistas clandestinas, al pie del cañón atendiendo a sus hombres y su compromiso con la patria. La participación de la mujer mexicana en el país ha sido muy importante en la vida política y en otros ámbitos como el laboral y el académico ( Verea,1998). En 1968 muchos jóvenes, madres y profesionistas, se unieron al movimiento estudiantil siguiendo sus convicciones políticas, estas mujeres al igual que los hombres, estuvieron presentes en la masacre del 2 de octubre, en donde sufrieron las mismas agresiones que los hombres, demostraron su compromiso social y alzaron la voz en pro de su ideología.
Actualmente en todos los niveles sociales encontramos mujeres que estudian y trabajan, buscando un desarrollo personal más allá de las concepciones tradicionales. La participación femenina tiene muy diversas razones, como puede ser la apertura de mayores espacios laborales para las mujeres posibilidades de desarrollo fuera del hogar, hasta la muy clara necesidad de aportar ingresos a la familia para salir adelante. Pero hoy en día debemos reconocerle a la mujer mexicana y a todas las mujeres en el mundo el esfuerzo con el que está luchando por sus derechos, para abrirse espacios, compromiso, responsabilidad y creatividad, porque gracias a todas es que hoy por hoy podemos tener acceso a mayores oportunidades laborales y económicas.