Hace un año comentábamos respecto a la crisis migratoria en México. Las caravanas de miles de migrantes que llegaron a la frontera sur con la intención de cruzar el territorio y arribar a Estados Unidos de América, que era su destino final.
A más de un año de aquél hecho sin precedentes, ahora se enfrenta cara a cara con otro hecho grave, haciendo aún más difícil la situación, pues aunado a los migrantes que continúan con la intención de realizar su travesía, la crisis sanitaria por COVID-19 ha empeorado las circunstancias para ese sector de la población.
En abril de 2020, se estima que más de 450 migrantes provenientes de Honduras y El Salvador, que ya habían logrado ingresar a territorio nacional, fueron abandonados a su suerte en Tapachula. Lo anterior en razón de que fueron trasladados de varias estaciones migratorias con la intención de llegar a la frontera sur y ser regresados a sus países de origen. Sin embargo, debido a la crisis sanitaria, Guatemala cerró sus fronteras decretando el estado de excepción como medida para no propagar la pandemia de COVID-19, hecho que provocó que los migrantes se quedaran varados entre ambos países, sin contar con el apoyo de ninguna institución gubernamental.
Dentro de las políticas que se han implementado en la República Mexicana, no está la del cierre de fronteras, por lo que en estricto sentido los migrantes provenientes de los países del centro y sur de América pueden ingresar y solicitar la condición de refugiado. Sin embargo, ante la crisis sanitaria, el INM ha implementado la salida de algunas personas extranjeras de las estaciones migratorias en donde se resguardan los migrantes hasta que se resuelva su situación legal en México.
En nuestro país contamos con 65 estaciones y albergues para migrantes, con capacidad para poco más de 8,500 personas. La aglomeración en las estaciones pone en riesgo a las personas que se encuentran alojadas ahí, por lo que el INM, ante la recomendación emitida por la CNDH, tomó la decisión de instruir la salida inmediata de personas extranjeras que permanecían en estaciones migratorias, aunque esta medida deja aun más desprotegidos a los indocumentados, pues no pueden regresar a sus países, no pueden trabajar y no tienen ni siquiera un lugar en donde pasar la noche.
Lo cierto es que ante la crisis sanitaria que estamos viviendo se están tomando las medidas necesarias para controlar la propagación del virus, sin embargo, este sector de la población que reside en México bajo condiciones no legales, se encuentra completamente desprotegido, sus derechos humanos violados, y el riesgo que tienen de contraer el virus y poner en riesgo su salud en esas condiciones resulta desafortunado, pues los recursos del Estado no dejan de ser suficientes para atender a toda la población.