El tiempo en este año se ha percibido muy diferente a cualquier otro año que hayamos vivido. En un parpadeo ya hemos llegado a Noviembre, y qué mejor que haya pasado rápido, porque las circunstancias actuales no son para celebrarse de ninguna manera.
Durante casi ocho meses que hemos sobrellevado la “cuarentena”, el Instituto Nacional de Migración fue de las pocas entidades gubernamentales que permaneció abierta dando servicio a los usuarios, en algunas Oficinas de Representación mejoraron incluso la metodología de recepción de trámites, haciendo más eficiente la interacción entre autoridad y promovente, logrando mitigar los riesgos de contagio de COVID-19.
Se han implementado nuevas modalidades de orden en las Oficinas de Representación del Instituto, sobre todo en la Ciudad de México, que recibe el 27.84% de todos los trámites en el país. Se ampliaron las instalaciones de esta Oficina de Representación, y se modificó la forma de ingresar trámites, haciendo posible reducir los tiempos de espera tanto para ingresar trámites, como para obtener respuesta.
Desafortunadamente no en todas las Oficinas de Representación podemos observar el orden ya que en otras hemos podido observar que la carga de trabajo rebasa por mucho la posibilidad de los funcionarios de resolver los procedimientos en tiempo. Incluso hemos notado que hay oficinas que todavía tienen trámites pendientes de resolución de 2019, lo cual excede por mucho el tiempo de que la autoridad tiene por ley para resolver.
La suspensión de plazos continúa al día de hoy para aquellos residentes temporales y permanentes que se encuentran en el país o en el extranjero, y probablemente esta suspensión se extienda hasta el próximo año, lo cual no representa que el Instituto cerrará sus puertas.
El INM ha sido un buen ejemplo de resiliencia para otras dependencias que no han podido reincorporar la totalidad de sus servicios. Con altas y bajas, con Oficinas de Representación trabajando con personal insuficiente para resolver procesos, la realidad es que es de reconocerse la labor que han hecho con relación a la atención al público y recepción de trámites en 2020.
La otra cara de la moneda se encuentra en la forma en la que han enfrentado la crisis sanitaria en los centros de retención de migrantes sin documentación. Ha sido una pelea constante entre la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Instituto Nacional de Migración, pues desafortunadamente no se tienen las condiciones mínimas de higiene, ni siquiera en tiempos fuera de la pandemia.