El inicio de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 representó un pequeño respiro para el mundo entero, ya que la pandemia que estamos viviendo ha consumido la mayoría de nuestro tiempo en este último año. En la inauguración de la justa olímpica se pudo observar cómo desfilaban las diferentes delegaciones de los países participantes, los atletas portaban con orgullo la bandera su país, sin embargo, una de las delegaciones se destacó por encima de todas, inicialmente por el entusiasmo que daban a notar, pero sobre todo porque los deportistas integrantes no llevaban consigo ningún distintivo alusivo a su país, esto es debido a que ellos son el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados.
Dicho equipo tuvo su debut hace 5 años en los Juegos Olímpicos de Rio 2016, contando únicamente con 10 integrantes, y el cual fue establecido por el Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Internacional (COI) el día 2 de marzo de 2016.
Para que un atleta pueda ser considerado para formar parte del Equipo Olímpico de Refugiados debe reunir ciertos requisitos entre los cuales destacan los siguientes:
- Contar con la calidad de refugiado verificado por la Organización de las Naciones Unidas
- Contar con nivel de deportista de alto rendimiento
Este año 29 atletas provenientes de 11 países, entre los cuales se encuentra Siria, Venezuela, Irán, Sudan, Camerún, Iraq, entre otros, son parte de dicha delegación, compitiendo dentro de 12 categorías deportivas tal como natación, boxeo, bádminton, entre otras.
Aunque en un mundo ideal, el Equipo Olímpico de Refugiados no existiría, su presencia en los Juegos Olímpicos es un momento significativo, ya que envían el mensaje de solidaridad y de esperanza para los más de 82 millones de personas que hoy se encuentran desplazadas de su país de origen debido a la guerra, la economía o la seguridad.
Las historias de estos deportistas nos demuestran que el rendirse no es una opción, tal como Yusra Mardini, nadadora de origen sirio y abanderada del Equipo Olímpico de Refugiados, la cual en su búsqueda por sobrevivir a la guerra que azota a su país, salió de Turquía junto con su familia en un bote hacia Grecia, sin embargo después de 15 minutos el motor del bote se detuvo, poniendo en riesgo a las 20 personas que venían en él, ya que se podía hundir, por lo que Yusra y su hermana la cual también es nadadora, sin pensarlo saltaron del barco para poder empujarlo y poder salvar la vida de las personas.
La participación del Equipo Olímpico de Refugiados visibiliza el drama que millones de personas viven día a día, pero a su vez nos regala un poco de esperanza y solidaridad, aguardando que en el futuro ninguna persona deba huir de su país buscando sobrevivir.